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¿Qué es exactamente el liderazgo empresarial?

CEO UNIVERSAL KNOWMAD/ALEJANDRO MARDJANIAN PETROSIAN

Siempre me hacen un poco de gracia los artículos-descubrimientos, especialmente relativos a la gestión empresarial. No es que sean inútiles, todo lo contrario. Pero el tratamiento que reciben es, como mínimo, sorprendente.

Pongo un ejemplo. Recientemente en un prestigioso medio de comunicación de tirada nacional salió publicado un artículo sobre el liderazgo empresarial, titulado “Se buscan líderes, no jefes”. Un artículo con la escaleta políticamente correcta, exceptuando la imagen que le acompaña: de un supuesto directivo trajeado con el maletín en la mano y de espaldas al lector. Sobrepuesto en altura sobre una ciudad moderna, me recuerda la estatua del Cristo Redentor de Río de Janeiro. Demasiado Art Decó.

Me sorprenden varias cosas. En primer lugar el artículo no dice nada sobre dónde se buscan estos presuntos líderes. ¿En EE.UU.? ¿En Alemania? ¿En Singapur? ¿O en España?

Según un estudio de Adecco, en España el 80% de todos los puestos vacantes cualificados están ocultos. La cifra puede alcanzar el 95% en caso de los directivos. Se recurre a la red de contactos, tirando de las recomendaciones, fichando a directivos de otras empresas, etc. ¿La razón? En groso modo hay dos principales.

Si miramos al sector privado, el 80% del tejido empresarial español son las PYMEs. Los costes de contratación/despido son muy altos para empresas relativamente pequeñas. Para ellas un nuevo directivo supone una importante inversión, prácticamente no hay margen de error. No puedes arriesgarte, apostando por un desconocido. En caso de ser una persona inadecuada para el perfil que buscabas, el intento constará muy caro. Otro rasgo llamativo consiste en que la mayoría de los PYMEs españolas son empresas familiares. En muchas ocasiones se tira de la familia para cubrir puestos vacantes de dirección. Si un directivo ajeno a la familia con su liderazgo entra en conflicto con las capacidades y la creatividad del jefe patriarca, será muy poco productivo. En casos cuando no hay nadie en el entorno familiar del dueño, el reclutador acaba prefiriendo al candidato conocido por la familia frente a una persona desconocida, aunque tenga un brillante CV. La paremia “más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer” refleja perfectamente la mentalidad nacional. No es ni bueno ni malo, son particularidades que deben reflejarse.

En cuanto a los puestos vacantes directivos en las empresas del sector público, la situación es bastante complicada. No me gusta generalizar, siempre hay brillantes excepciones, pero lamentablemente el porcentaje del tradicional “enchufismo” es significativo. Se agrava por las famosas “puertas giratorias” y la “solidaridad” partidista. En tiempos de “vacas gordas” la ausencia del liderazgo en el sector público prácticamente no tiene consecuencias negativas. Los trabajadores sacan adelante los proyectos y los directivos se llevan las medallas. Y en tiempos de “vacas flacas” la falta de resultados se tapa con la niebla de la crisis. Y luego hay que saber con quién jugar al mus para que te cambien de puesto a tiempo. El resto lo hará la recuperación económica.

Así que nos quedan las multinacionales. Ellas sí que están en condiciones de apostar por el talento. Pero el título del artículo reza: “Se buscan líderes, no jefes”. ¿De verdad?

Veamos. Para encabezar una multinacional es necesario ser un líder. ¿Pero cuántos CEOs puede haber en cada multinacional? Es cierto que hay multinacionales que están apostando por contratar varios líderes dentro de su organización, pero para proyectos autónomos, especialmente de desarrollo de nuevos negocios, para empresas de nueva adquisición que forman el nuevo organigrama de la multinacional. Ejemplos: Google, Facebook, Apple, Tesla, Biogen, Microsoft, Pixar, etc. ¿Cuántas multinacionales así hay en España?

La mayoría de las ofertas son para el mando intermedio. Es un puesto vacante mucho más numeroso y demandado. La capacidad de liderazgo es importante, pero… después de la experiencia, de la formación y de la capacidad de entender y transmitir las órdenes del líder (el CEO). Como anécdota les diré que el talón de Aquiles del directivo intermedio es el dichoso “fluent English” que está mencionado en todos los currículos, pero a menudo no refleja la realidad. En realidad las multinacionales buscan gestores altamente cualificados con una capacidad de gestionar equipos, autónomos para conseguir objetivos, pero no “líderes”.

Seguimos. La autora afirma que “el liderazgo da un mejor resultado empresarial que el ordeno y mando”. Luego menciona estudios del cerebro para añadir que “un trato irrespetuoso sube la tensión sanguínea y genera estrés”, y provoca la huida de los mejores trabajadores. Bien, vale. Pero no dice nada sobre ¿qué es el tan famoso “liderazgo”?

Y siguiendo la correcta apuesta de la autora por las argumentaciones científicas, empezaremos por las definiciones aceptadas en las ciencias sociales modernas. Existen dos tipos de definiciones, que suponen dos conceptos bastante diferentes.

Según el primero de ellos, el liderazgo es el conjunto de las habilidades gerenciales o directivas que un individuo tiene para influir en la forma de ser de las personas o en un grupo de personas determinado, haciendo que este equipo trabaje de forma más eficaz, y así mejorar el logro de metas y objetivos. La labor del líder consiste en establecer una meta y conseguir que la mayor parte de las personas deseen y trabajen por alcanzarla.

Si entendemos liderazgo de esta forma, no hablamos de un líder exclusivamente “sensible con la plantilla laboral”. Puede ser del estilo “ordeno y mando” (en la psicología social, esto se llama “liderazgo autócrata”) o puede ser un líder liberal que sabe motivar y entusiasmar a sus empleados. La tarea del líder es cumplir los objetivos de forma óptima con los recursos que gestiona. En la definición nada se dice sobre el confort psicológico, el nivel de estrés de los empleados o su simpatía hacía el jefe. Los diferentes ciclos económicos demandan a líderes de un tipo u otro.

Los únicos requerimientos del “líder práctico” (el más buscado en España), es una alta cualificación en su rama de actividad y la capacidad de gestionar los recursos, tanto tangibles como intangibles. En algunos casos, cuando la situación obliga a tomar decisiones rápidas y a veces poco populares, este tipo de liderazgo es casi el único posible. Y en la época de “vacas flacas”, queremos o no, muchas empresas que antes preferían un liderazgo liberal, audaz o proactivo, se inclinan hacía el tipo autócrata por cuestión de supervivencia. El líder autócrata raras veces es a la vez un visionario y un emprendedor, pero puede apagar el fuego y taponar los agujeros del barco.

Según parece, los elogiadores de liderazgo no se dan cuenta de eso, intentando contraponer los “líderes autócratas” a los “líderes liberales”. Como en una guardería, se habla de tutores buenos y malos, sin entender que en ciertas situaciones un tutor “malo” puede dar mucho más que el “bueno”. Y en otras ser totalmente inadecuado, perjudicial y toxico.

La segunda definición de líder habla más bien del carisma: según esta definición, el liderazgo es la influencia que se ejerce sobre las personas y que permite incentivarlas para que trabajen en forma entusiasta por un objetivo común. Pero… ¿quién les da este objetivo común? ¿Quién marca la estrategia?

Si la iniciativa procede del otro, este “Líder” ya no es El líder de su grupo. Es un ayudante, un allegado de su jefe. Un profesional muy valioso, difícil de encontrar, capaz de movilizar a la gente y subir la eficacia de gestión (“Mister Inside”, como le llamaba el famoso Harvey Mackay). Un directivo con algunos, muy cómodos y domesticados, rasgos del verdadero líder… pero no líder en su definición clásica.

Si el objetivo procede del mismo líder, si él es capaz de marcar la estrategia y transmitir este entusiasmo no solo a sus empleados sino en todas direcciones (clientes, jefes, proveedores…), entonces hablamos de un emprendedor. ¿De verdad que en la situación económica actual hay tanta demanda de líderes emprendedores de parte de las empresas ya establecidas? Tengo mis dudas. Para salir de la durísima crisis, más vale que el cuerpo esté gestionado por un solo cerebro, no por varios. Y normalmente la empresa ya tiene este cerebro. Si no, no existiría (y no tendría a nadie para tomar decisiones del proceso de contratación). Otra cosa que un líder de este tipo es capaz de crear su propio proyecto partiendo de cero. Y normalmente así acaban muchos de ellos, encabezando sus propias empresas independientes, aunque en principio pueden ser bastante pequeñas.

Estos “miniproyectos” se notan cada vez más y más. Hablan las cifras. Según los datos que maneja Adecco, en 2014 hubo en España un total de 56.269 ofertas de empleo dirigidas a trabajadores autónomos, lo que supone un aumento del 4,38% respecto a las estadísticas de 2013. Además, según los datos de Infojobs ese mismo año su portal albergó cerca de 60.000 ofertas de empleo para freelancers, lo que conforma un 13% dentro de todo su catálogo de ofertas. De hecho, desde que comenzó la crisis en 2008, las empresas han multiplicado por 12 sus vacantes para este tipo de trabajadores.

Pues la moraleja es: para sobrevivir, tienes que ser muy competente y tener muchos contactos. Si además eres capaz de aceptar la visión de tu jefe y gestionar de forma eficaz tu zona de responsabilidad según esta visión sin demasiados sentimientos, puedes trabajar en una multinacional. Y si tienes empatía, visión y carisma, huye y funda tu propia empresa, aunque sea pequeña, a ver si lo consigues. Puedes llegar a ser una empresa verdaderamente innovadora y valiosa. Hay historias de éxito. Como mínimo no lo vas a lamentar – es una experiencia muy gratificante, aunque difícil.

Todo lo demás son ensayos literarios. Incluido la mal llamada “iniciativa femenina” mencionada en el citado artículo de la prensa (y en muchos otros). Y los hombres y las mujeres tenemos los mismos derechos y las mismas obligaciones. El poder de liderazgo perfectamente puede ser un rasgo de un hombre o de una mujer. Quizas somos diferentes por nuestra naturaleza en determinados aspectos y esta diferencia se refleja en el comportamiento, en la manera de conseguir objetivos y en diferentes estilos de dirección (y no siempre). Pero esto enriquece al género humano. El hombre se orienta más rápidamente buscando el camino al aeropuerto, pero es la mujer que más rápido encuentra su vuelo en el panel luminoso. Los hombres y las mujeres nos complementamos perfectamente en el mundo laboral también, incluido los puestos de mando. Hay mujeres que son magníficas directivas y hay hombres magníficos directivos. Depende del área y de las tareas: algunas hará mejor la mujer, a otras se enfrentará mejor el hombre. Y a mí, personalmente, me es completamente indiferente si el líder capaz de realizar un proyecto es una mujer o un hombre. Solo importa el resultado.

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